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Capturando

momentos

El último día de clase nos ofrecieron una experiencia única: la oportunidad de explorar y fotografiar el entorno universitario utilizando cámaras estenopeicas que debíamos construir nosotros mismos. Al principio, la idea de crear mi propia cámara parecía algo inalcanzable. Asociaba las cámaras con una tecnología compleja, aparentemente fuera de nuestro alcance. Sin embargo, mi perspectiva dio un giro de 180 grados.

La clase en la que nos enseñaron a construir la cámara resultó reveladora. La simplicidad del proceso me sorprendió. Solo necesitábamos una caja de cartón, goma Eva negra para forrarla y dos aberturas estratégicas. Una para insertar el papel fotográfico y la otra, cubierta con papel de aluminio, para permitir que la luz ingresara a la caja y capturáramos el momento.

Con entusiasmo, preparé mi caja con anticipación, invirtiendo tiempo para asegurarme de que no entrara luz en su interior y así obtener una buena fotografía. Llegó el día, nos dirigimos al cuarto oscuro, cargamos las cámaras con papel fotográfico y salimos todos juntos para inmortalizar el momento.

Sin embargo, al ser de noche, subestimamos el tiempo de exposición necesario y la mayoría de las fotos resultaron en blanco con pequeños puntos negros, que resultaron ser las luces de las farolas de la universidad. A pesar de esto, la experiencia fue tan motivadora que superó ampliamente mis expectativas. Ver esos pequeños puntos negros capturados por cámaras que nosotros mismos habíamos construido generó en mí un conjunto de sensaciones inolvidables. La actividad no solo fue un ejercicio académico, sino una aventura que despertó mi creatividad y me recordó la magia que puede surgir de las cosas más simples.

Habría sido maravilloso poder compartir fotos de como era mi cámara estenopeica, pero lamentablemente, no le hice ninguna antes de entregarla al profesor Javier. Opté por entregarle la cámara justo después de nuestra experiencia, permitiéndole así vivir ese mismo momento y sumergirse en todas las emociones que conllevaba.

La decisión de no fotografiar con anticipación fue una elección consciente. Quería que el profesor Javier experimentara la sorpresa y la fascinación de descubrir las imágenes que él había podido hacer por sí mismo. La entrega de la cámara se convirtió en un acto simbólico de compartir no solo el arte visual capturado, sino también la experiencia completa y las sensaciones que surgieron durante la creación de esas imágenes únicas.

 

Ambos profesores lograron capturar esta imagen con una de las dos cámaras.

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